...QUE LLEGÓ EL OTOÑO Y CON ÉL GROENLANDIA NUEVE...

Donde tengo el gran honor de participar, junto a amigos y colegas de alta cuna literaria, de  embergadura artistica sin par...
Gracias a la JEFA de Groenlandia Ana Patricia Moya, estamos dando guerra.

Os dejo los enlaces en SCRIBD:

Mi contribución, el relato que os copio, espero que os divierta...

 EL MOÑO DE TRES PISOS

Llegué tarde, Marta me miró con el morro torcido, no me extrañó. Desde que se hizo cargo del negocio, le habían entrado unas ganas de trabajar, que francamente, me tenía extenuada de sólo verla.
Nunca le habían preocupado, que yo supiera; las cuentas, los clientes, ni los pedidos bien o mal traídos... Pero, desde que hace un par de meses, dijo que sí a la propuesta de Cristina, estaba irreconocible. Una tacaña explotadora, que me tenía enfilada...
Siempre he sido una pasota, y me han dado igual ocho que ochenta, pero es que con esta manía de tanto currelo, me estoy cansando. Que no se puede entrar a las diez y salir a las nueve de la noche de un trabajo, que al fin y al cabo, me da para mal vivir en una habitación, donde no me cabe ni la ciclostatic, donde pasean a sus anchas todos los huéspedes, que se arrastran y sobrevuelan del tamaño de dos centímetros. Un sueldo de miseria, que apenas me da para el bonobús y que me está tacañizando de tal modo, que a veces, hasta voy andando... Ah!! y de comer no hablo, porque el hambre se instaló en mi estómago hace tanto, que me conformo con el bocata de mediodía y los cafés que gorroneo a diestro y siniestro que se me cruza, aunque les haya lavado la cabeza, una sola vez.

Esa mañana el ambiente estaba caldeado, las clientas hablaban sin parar. Manolo, se había sentado justo enfrente de Paula, la buenorra del barrio, porque su cruce de piernas, le dejaba preparado para acto seguido, irse al baño y aliviarse en solitario. Manolo me parecía un tipo interesante, siempre se arreglaba el pelo el primer viernes de mes. Me habían comentado, que tenía un polla prodigiosa, vamos, de las que me gustan a mí; un miembro grueso complaciente y con aguante, que te puede dejar multiorgásmica para los restos... Un lujo.
Cuando andaba yo, con esos gozosos pensamientos, la puerta cedió para dejar pasar a una mujer desconocida. Todo un acontecimiento.
-¡Pero que lleva esa en la cabeza!...
Me dirigí a ella, la tomé del brazo, y sin mediar palabra me señaló con nerviosismo, el moño descomunal que trasladaba sobre su cabeza.
- ¿Lavar y marcaaaar? Le dije, con cierta guasa.
Antes de que pudiera decir nada, se echó a llorar. Se hizo entonces un silencio incómodo. Estaba claro que algo pasaba entre la maraña de cabello.
La curiosidad me podía, pero sin perder la calma llamé a Marta, que estaba ocupadísima coloreando unas mechas de fucsia, horrorosas por cierto.
-Mira rica, como comprenderás, por la mierda que me pagas no pienso descubrir lo que hay ahí dentro.
- Bueno, calma, habrá que hacer algo, contestó.
-Sí, si me das cincuenta euros más este mes, me encargo de ella hasta el final, y la lanzo a la calle niquelada.

Tras un rato de observación, torcer el morro, los ojos, el entrecejo y mirar la caja registradora y el moño, dijo:
-De acuerdo, pero no me molestes, ni me digas.
No sabía por donde empezar, y ocurrió algo... Manolo apareció después de su manualidad en plena forma (eso creía yo) y al ver el panorama y como las gotas de sudor empezaban a hacer puré mi maquillaje de dos euros, me llamó con discreción a parte y me contó...
Resulta, que la polla de mis sueños, conocía las andanzas de la desmoñada, y me desveló, que la pirámide, era la forma de transportar las pastis que necesitaba la peña para el mes, y que él, era el enlace. Por eso, se arreglaba el pelo todos los primeros viernes de mes y la esperaba en el lugar convenido sin levantar sospechas. Pero esta vez, se había complicado, la bolsa se había roto y las pastillas estaban entre la maraña de pelo...
A partir de ese momento, mi situación como currela cambió. Era la confidente de un traficante. Pensé denunciarle, pero habría acabado con la posibilidad de follármelo. Y sacar partido, era lo que tocaba. Además, mi larga melena, no necesitaba de postizos que arruinaran el negocio.

6 comentarios:

  1. el primer día de otoño me quedo en tu casa para sentirme acariciada por tus palabras

    un abrazo

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  2. ¡¡Buenísimo, Begoña!! jajaja... muy divertido, me recuerda a épocas pasadas en las que, por lo que aprecio, yo tenía más sentido del humor que ahora, y escribía cosas divertidas e ingeniosas. Jooo... qué envidia me das, colaborando en tantos foros literarios... creo que tampoco yo daría ya para más. Te felicito, Begoña, eres muy buena y mereces estar en todos esos sitios.

    Besaco!

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  3. Enhorabuena, esto es lo que se llama empezar bien el curso..,
    un abrazo grande.

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  4. Begoña!
    He leído tu artículo y, puestos a ser vulgares, como la que más... ¡cojonudo! jajajaja
    Estoy -estamos- de acuerdo, y sí, llevas razón, a medida que nos exploramos nos vamos pareciendo un poco más.

    Bésote.

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  5. siempre me pareció muy divertido este cuento.Pero verlo en la revista es aun mejor.Un abrazo

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