HERIDAS ABIERTAS

Carlos, pegaba a su pecho aquella fotografía, su refugio, lo que le salvaba de perder la razón para aguantar en el infierno. Cada día era más difícil sobrevivir, el último ataque, les había dejado muchas bajas. Pero tenía la esperanza de que se cumpliera lo que hasta ahora era un sueño; que le enviaran a casa, que sus heridas, sanaran junto a las personas que quería, que adoraba. Mientras, recrearse mirando la foto, era el pasatiempo preferido para olvidar los estragos, de esta guerra absurda a la que había ido por dinero.

Cuando me preguntaba, le decía que estaba regular, que un poco mejor, que había esperanzas. Mentiras que se me clavaban como puñales, que me dejaban vacías las entrañas, que enveneneaban mi garganta... Y él, dándome ánimos, consolándome. Cuando todo era irremediable.

Hice lo que me dijeron, para que pudiera venir cuanto antes; hice cosas que... Bueno, necesitaba a mi marido, al padre de mi hijo a mi lado. Los papeles eran interminables, las colas agotadoras, las entrevistas, las firmas de: comandantes, capitanes, generales... Todos médicos con unas carreras civiles y militares que colgaban de las paredes, con un brillo que cegaba. Pero, todos insensibles ante mi tragedia, nuestra tragedia.

A su regreso, tan débil... Cuando se enteró, se abrazó a aquella fotografía desgastada, como un naufrago. Creí que el dolor le mataría.
-Mi vida, le dije, otro hijo nos devolverá la ilusión...
- ¡Eso es imposible! Gritó desesperado...

Salí a la calle, caminé cabizbaja durante horas...
De repente, unos pies diminutos llamaron mi atención, eran de un niño que sentado en la acera, me miraba con una mano extendida. Sus ojos poseían una tristeza ancestral y el dolor del desamparo se clavó en mi retina.
No tenía valor y pasé de largo, pero tras unos pasos, retrocedí...

Aquella tarde no llegué sola. No preguntó.
Había muchas heridas que curar.

10 comentarios:

  1. Ay, Begoña, este cuento me deja a medias, no sé por qué.

    Besos y abrazos.

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  2. Jose, qué no haremos por amor, por salvarnos...

    Abrazo fuerte.

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  3. Pepe, me alegro, gracias por venir.

    Cariñitos.

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  4. Javier, si tienes alguna idea que darme, no te quedes con las ganas, me envías un mail y me lo cuentas...

    Besazos.

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  5. Me sucede como a Javier, por eso no te he dicho nada, hay algo...pero n sé dónde,
    de todos modos está bien, porque te hace...cuando acabas la lectura se te queda el corazón encogido, de tristeza...
    Un beso.

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  6. Alfaro, querida, si lo quieres volver a leer y me puedes decir algo, es que me dejáis con la duda. No quiero abusar, pero es que soy muy exigente...

    Gracias, un besazo.

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  7. Esta vez, me has dejado encogido el corazón...
    Fuerte el cuento, eh!

    Un beso y que pase pronto. Z.

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  8. Z, gracias por pasarte, y lo siento, pero no todo puede ser, jiji, jaja...

    Besazo.

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