Llamaron a la puerta
gritaron a la puerta
lloraban, pronunciaban palabras inconexas.
Tuve miedo.
No tenía fuerzas
no tenía aire...
Alguien dijo: Sal,
y salí.
No dije nada.
El humo me apartaba de la realidad.
Sentía la soledad en los labios
en la garganta
en la lengua atada...
Y la piel azul.
No dije nada.
Un muchacho vino a mi encuentro,
me conocía, dijo.
Alguien que bajó de una ambulancia,
me abrazó.
Tranquila...
No dije nada.
La mañana galopaba deprisa
la tarde ventilaba sus sombras
el sueño nunca regresó.
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