Quebradiza, la rutina
desciende por la escalera.
desciende por la escalera.
Un vecino mutilado, donde
la esperanza pide pan,
se vuelve y contempla,
el paisaje de contenidos miedos
y sometidos males,
embutidos entre paredes
de conchas y sal.
La mujer, toma el aire envenenado,
el refresco verde y temprano de la prisa
que le lleva galopar la ciudad.
Envuelta en hedores matutinos,
ya no vomita la noche malgastada.
Y piensa en vacaciones siderales,
incluso, se recrea mirando...
El amor que entra en el autobús,
el amor que se reclina y la besa,
el amor, animado por la fantasía
de la soledad.
Me he visto tan reflejada en esa mujer del poema, incluso en la foto parecía yo, cosa de magia. Te descubrí por enlaces, me encanta como escribes lo que siente. Mara.
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