NUNCA MÁS DERROTADOS

Cuando nos quitemos de encima
todas las razones para llevar la máscara
la careta pulida, abrillantada
tan llena de purpúrea ostentación,
llegaran las claras del día
del que amenaza
sincero sol
aguaceros inoxidables
y vorágine de soluciones.

Cuando por fin nos atrevamos
a desabrocharnos la cordura
no habrá nadie que pronuncie
los nombres que traíamos de fuera.

Y seremos los del origen
nunca más derrotados por lo
prudente/conveniente
por la buena educación.

Por fin será derretida
la soga que nos aprieta los genitales
el pensamiento
la voz...

Y gritaremos a la vida
que llega
y sentiremos que somos buenos
porque sí
sin que nadie le diga lo contrario
al corazón.

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