TODAVÍA HABÍA UN JARDÍN


Precipitose,
Sí,
y nos moríamos de risa...
y es que con todo nos moríamos de risa,
pero cuando supimos el final
llorábamos desesperadas

y cayose
y matose...

Erámos libres
éramos listas
éramos las únicas a las que nos interesaban
los clásicos
y admirábamos
cómo el sol curaba las heridas
cuando leíamos un poema

y cuando todavía aquí
había un jardín,
en Santa Clara.

2 comentarios:

  1. Curaban las heridas cuando leíamos un poema..., y además de verdad, aunque no sea la que leía contigo.
    Me gusta la técnica del poema, y los dos últimos versos lo bordan.
    abrazos.

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  2. Secillamente: hermoso. Qué ditito al que acabo de leer, aquí hay nostalgia, pero alegría, sí.

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