Ya no sabes llamarme,
se te llenó la boca de perfumes de otras
de canciones de otras
recetas que engullir.
Yo, sólo te daba
verdad para beber
sexo salvaje sin temores en el desayuno
sinceridad en bocata para la merienda...
Ya no sabes llamarme
enfermaste de chuches
de muñecas rabiosamente teñidas
envueltas en marcas podridas
de explotación amarilla...
de explotación amarilla...
Me dijeron que eras tú
colgado de un...
Cuerpo perfecto,
un adorno mutilado suspendido en la nada.
No te vi
y tampoco te oiría
si supieras llamarme.
el terceto final es increíble bego, muy bueno.
ResponderEliminarMUY MUY BUENO, incluida la foto... ;-P
ResponderEliminarMi abrazo es tuyo.
se pierden las palabras cuando quien quieres no te llama
ResponderEliminarun abrazo
Me deja con la intriga, Bego, en serio. Lo voy a releer.
ResponderEliminarBS.
Muy muy bueno Bego, gran juego de verdades en verso.
ResponderEliminarUn abrazo de Juernes!
qué irrenunciables son siempre las otras, querida begoña, una sola mujer es poca sal para un ímpetu vivo
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