
y devoro piedras como amenazas.
Subsidios peregrinos
me seducen
tentaciones primarias
agónicos susurros
ateridos pedazos de pan
sospechas
y muchas palabras
palabras que se quejan
que me ahogan...
Razones
seberas
poderosas razones.
Sequías lánguidas
como ojos de viudas
que sin lágrimas
me miran. Me matan.
que haya ternura ya donde ahora ves severidad, ya
ResponderEliminarBuen poema. Sigues en forma, Begoña.
ResponderEliminarAbrazos.