LA MISMA Y AL BORDE

Hola buenas, soy yo.
Soy ésta que tienes delante
soy ésa que camina enfrente
soy aquella que mira por la ventana.
Hola buenas, soy yo.
Una niña que agita la vida
una adolescente efervescente
una joven inquieta
una adulta preocupada, meditada, contenida irritada...
Arriesgada.


Hola buenas,
soy yo, al borde.
Yo desde el precipicio
yo desde la almena
yo desde el terraplén.
Yo, desde el principio.
Columpiándome en el parque
soñando en mi cama
corriendo a la tuya...
No te acuerdas,
yo, Begoña.
Esta mujer en pie,
esta niña con coletas.
Sí, la misma.
Que respira, que canta, que cuenta, que suspira...
Que se agota, que reclama, que se enfada...
Que palpita.


Yo derramada,
yo alborotada y viva.
Hola, soy yo, la misma.
Y al borde.

7 comentarios:

  1. Estos poemas con garra son mis preferidos.

    Besos y abrazos.

    ResponderEliminar
  2. No te frenes nunca, nunca jamás como los pájaros no frenan en brusco su vuelo. Me gusta esta Begoña, Un abrazo

    ResponderEliminar
  3. Javier, sabes, es que cuando estoy un poco perdida, me recuerdo quien soy, escribo para que no se me olvide.

    Gracias por tu fidelidad, Cariñitos.


    Eva, tu conoces lo difícil que es arrancar a veces, y una vez que se coge velocidad, no vamos a detenernos...


    Mil gracias por visitarme y fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Tantos seres caben en uno solo, Begoña, en ese yo. Las manos que tienes ahora son las mismas que tenías de niña. Lo que ocurre es que han crecido contigo entera. Abrazo.

    ResponderEliminar
  5. la niña, mujer, poeta...juega con el abismo de sentirse una "embarazada de muchas"...saludos.

    ResponderEliminar
  6. Adolfo, tus palabras me animan y me dan ganas de escribir, me gustaría comentar tus posts...
    Me gusta mucho lo que escribes.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  7. Pedro, me encanta que me visites, y sí, no he perdido ninguna en el camino, todas están aquí dentro, lo que pasa es que a veces les doy la tarde libre, jejeje...

    Cariñitos.

    ResponderEliminar

Regálame tus palabras...