Tenemos que hablar.
Y no me sonó a amenaza.
Me sonó a reencuentro,
a principio, a nuevo.
Tenemos que hablar.
Y me abrazaste sin permiso,
como antes.
Y me oliste el cuello, arrastrando la nariz,
como antes.
Y me acariciaste la frente,
sosteniendola entre tus dedos,
antes mágicos.
Parecía que me querías.
Tenemos que hablar.
Tenemos que hablar, sí, te dije...
Llegué tarde,
la calle me enredaba las piernas,
los edificios despedían olores añadidos,
no eran los de siempre.
Las gentes bulliciosas, mareantes,
me hacían retroceder.
Agotada, abrazaba la posibilidad.
El encuentro.
Los amantes, el deseo, la pasión, tenernos, sostenernos...
Llegué tarde.
Caminé hacia tí.
No estabas.
Ni tu luz, ni tu olor, ni tu nostalgia, ni tu ceguera, ni tu pálida sonrisa de mañana, ni tu arisco resurgir de borrachera, ni tu aliento obtuso, ni tu piel de menta...
No estaban tus zapatos.
Supe que subiste a un tren.
No quise saber más.
Salen pocos trenes desde aquí.
Begoña, siento decepcionarte pero no soy capaz de encontrarte faltas.
ResponderEliminarEsos momentos mágicos del amor dejando su estela tras un tren que se aleja... pero dime ¿qué haríamos sin el amor e, incluso, sin el desamor?
Abrazos.
tenernos, sostenernos,
ResponderEliminarretenernos no...
Un abrazo.
Javier, el amor es una pérdida necesaria.
ResponderEliminarAlfaro, intentamos sujetarnos, asirnos a imposibles...
Chicos sois encantadores, siempre me hacéis sentir bien, mil gracias.
Oye, Begoña, no tienes perfil puesto en tu blog? O es ese otro blog "Más allá de lo visible"? Gracias
ResponderEliminarAquí te lanzo que yo me subo a muchos trenes por afición y que siempre me levanto de buen humor y que voy descalzo. Pero, claro, yo soy distinto a ese tú.
ResponderEliminarGracias anónimos por los comentarios. Y respecto al perfil, lo que hay es lo que necesitas saber, creo yo que es bastante.
ResponderEliminarmola el poema, Begoña...
ResponderEliminary yo vendiendo zapatos...
un beso desde L:
v.
Trenes que salen y otros que llegan. Esos últimos son los importantes.
ResponderEliminarun abrazo