De su libro - Anda, hombre, levántate de ti
LOS HOMBRES DEL SACO
A ciertos niños,
como a nuestras madres rojas,
antes de vendernos,
nos cortan el pelo al rape,
como si tuviéramos liendres.
A ciertos niños,
como a los americanos nativos,
antes de vendernos,
nos cortan el pelo al cero,
como si tuviéramos piojos,
y se nos prohíbe, además, hablar
en la lengua de nuestros antepasados.
A ciertos niños,
como también a los caballos,
antes de vendernos,
nos miran la dentadura
y nos cuentan los dientes,
y muchas mentiras también.
LOS HOMBRES DEL SACO
A ciertos niños,
como a nuestras madres rojas,
antes de vendernos,
nos cortan el pelo al rape,
como si tuviéramos liendres.
A ciertos niños,
como a los americanos nativos,
antes de vendernos,
nos cortan el pelo al cero,
como si tuviéramos piojos,
y se nos prohíbe, además, hablar
en la lengua de nuestros antepasados.
A ciertos niños,
como también a los caballos,
antes de vendernos,
nos miran la dentadura
y nos cuentan los dientes,
y muchas mentiras también.
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