Me salen canciones
de
amor diurno
con sabor a cal
con soles magullados por la estrecha mañana.
Me salen soliloquios que atraviesan humo
cortinas que abarcan respiraciones agitadas por la necedad
siento que mi hígado no reconoce líquidos atroces
que mi estómago agoniza como debiera después de la tempestad.
Sería recomendable fluir
alcanzar la prolija tarde en desventura
agarrarse fuerte, y entonces
cantar al amor rebelde
al amor condena
al amor que fallece
porque otro empuja
y darle al amor propio lo que adolece.
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