había alegrías desordenadas
de cuando la agitación perseguía besos
había lentas madrugadas
de cuando me llenaba de tu piel
de cuando soltaba aquellos suspiros que volaban...
Miré en el recóndito sonido de tus pliegues
allí estaba
sí, era lo que deseaba en el origen
el superlativo estado
donde tu espalda me daba la razón.
Ahora quieto
dobla el pensamiento
sí, hacia aquí
persiste en eliminar la distancia.
Siéntate desnudo
siéntame desnuda
y no digas nada
así llegamos
así nos iremos
sin nada más
que un curtido sol
del mediodía susurrando
nombres al azar.
Ahora quieto
dobla el pensamiento
sí, hacia aquí
persiste en eliminar la distancia.
Siéntate desnudo
siéntame desnuda
y no digas nada
así llegamos
así nos iremos
sin nada más
que un curtido sol
del mediodía susurrando
nombres al azar.
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