Su piel olía a tormenta
a naufragio
a soledades
a mentiras
a obsesiones
a verdades
a fuente
a orilla
a tierra
a sueños
a nostalgia
a perdón
a candidez
a columpios
a margaritas
a rododendro,
a cielo.
...Y dicen que al cielo no llegó
una tarde fresca
y limpia
y no estaba arrepentida,
ese día recuperó la libertad.
Me gusta, Begoña... todos esos aromas nos dan una idea bastante aproximada de "ella", es curioso...
ResponderEliminarUn besito.
Yo tampoco llegué,pero contenta al fin, porque como ella, he recuperado parte de mi libertad,
ResponderEliminarbesosdemieles,
Eva
Poeta bululú, gracias, me alegra que te parezca curioso,
ResponderEliminarbesitos.
Eva, querida qué bueno por aquí, gracias me encanta lo que dices, espero que se mantenga.
Cariños de nocilla,
¿Quién quiere llegar al cielo? Mejor la libertad, mucho mejor.
ResponderEliminarEs como un suave remolino que te envuelve para después auparte.
Besos balanceados ;-)
La trastienda de la féminas, aquí hoy,
ResponderEliminareditas una entrada y aquí estamos todas, con ese 'as' subrayado.
Al cielo no le hizo ninguna falta llegar, porque quien tiene libertad tiene su propio cielo.
Un abrazo.
me lo aplico.. pero llegamos al infierno era más divertido y aprendimos a ser libres...
ResponderEliminarAh... qué alegría cuando de repente descubro un "nuevo" comentario tuyo de días atrás, jajaja, es lo que me ha pasado hoy y hace ilusión, caramba!Tienes razón, nos hemos puesto de acuerdo para darle cuerda y echar a andar el tema femenino
ResponderEliminarUn besote.