Mastiqué la tierra
me cubrí de gusanos
abortos que brotaban
mansos, bellísimos.
Era roja
no era la tierra prometida,
tampoco envenena esta tierra ahora
amarilla...
Sabía a pies
a orina
a menstruación
a semen
a gritos voluntarios,
a guerra.
Dijeron,
-Te acostumbras.
Hay algo..., no sé, rabia tal vez.
ResponderEliminarNo somos solidarios.
Pura rabia
ResponderEliminarQué bien viene este poema,
ResponderEliminarlo más negro de la tierra.
Un abrazo.
y a quien le toca no le queda más remedio que acostumbrase por que nadie hace nada
ResponderEliminarun beso
Te acostumbras dijeron, y eso es lo cierto aunque nunca deje de doler.
ResponderEliminarUn abrazo Bego, duro poema, aun asi bello.
Una explicación:
ResponderEliminarEste poema tiene algunos meses, forma parte de lo que espero sea mi próximo poemario "Desahucios en el paraíso". Con lo que está cayendo me parecía imprescindible su publicación. Todos, con vuestros comentarios habéis ido poniendo el dedo en la yaga, bueno de eso se trata, de que la poesía no sólo se quede en la lírica, sino que vaya un poco más allá, y nos apriete las entrañas y descoloque el pensamiento y la razón, auque sea por unos momentos.
Os achucho uno a uno y os lo agradezco uno a uno.
Bego, la realidad es la realidad, duela o alegre. Hacer todos lo que podamos, con los pies en esta tierra masticada, primer paso para después digerirla...alimentarnos...y cagarla...
ResponderEliminarGracias por tu comentario, también me han tocado tus lágrimas...trocaron en sonrisa!
Un abrazo muy grande,
Kike